En un giro que solo en Colombia podría ser noticia, un juez ha ordenado a Ecopetrol garantizar el suministro de agua a los afectados por la contaminación del acueducto en Barrancabermeja. Sí, leyeron bien: primero contaminan, luego les dicen que repartan el agua limpia. ¡Qué gesto tan noble!
Mientras los ciudadanos han pasado semanas lidiando con agua turbia y olorosa, la petrolera más poderosa del país parece haber descubierto, de repente, que también tiene responsabilidad sobre los desastres que causa. Pero, ¿qué hay de las sanciones? ¿Dónde están los castigos para los responsables? Silencio absoluto.
Las autoridades, con su clásica parsimonia, aseguran estar “evaluando la situación”, mientras los afectados siguen comprando botellones para poder cocinar y bañarse sin temor a enfermarse. Y mientras tanto, los directivos de Ecopetrol seguramente están brindando con agua bien purificada en sus oficinas con aire acondicionado.
La pregunta que queda es: ¿hasta cuándo las grandes empresas seguirán dañando el medio ambiente y saliendo impunes? ¿Por qué siempre es el pueblo el que paga las consecuencias? Exigimos justicia real, no solo medidas de emergencia que, al final, terminamos financiando con nuestros propios impuestos.