El Gobierno Nacional ha lanzado su ambicioso decreto «Basura Cero», prometiendo transformar nuestros residuos en energía y convertir los rellenos sanitarios en parques tecnológicos. En Santander, la propuesta se alinea con la transformación del relleno sanitario El Carrasco, que ha sido una fuente de polémica y preocupación ambiental durante más de una década.
Según el gerente de la Empresa de Aseo de Bucaramanga (Emab), Helbert Panqueva, se planea implementar una planta de clasificación automatizada en El Carrasco, separando los residuos en cuatro líneas: orgánicos, aprovechables, combustibles derivados de residuos y material inerte. Esta iniciativa, inspirada en modelos de países como México y Brasil, busca reducir la cantidad de basura que termina enterrada y fomentar la economía circular.
Sin embargo, la historia nos enseña a ser cautelosos. En 2021, la orden judicial de cierre definitivo de El Carrasco fue desafiada por 16 alcaldes de Santander, quienes declararon una «calamidad pública» para seguir utilizando el relleno sanitario, una decisión que expertos advirtieron podría acarrear sanciones por fraude y desacato. Además, la falta de una cultura de reciclaje y separación de residuos en la fuente sigue siendo un obstáculo significativo.
Mientras tanto, los recicladores tradicionales, quienes han desempeñado un papel crucial en la gestión de residuos, enfrentan desafíos debido a cambios normativos que no siempre les favorecen. La Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco) ha advertido que las modificaciones propuestas al Decreto 596 de 2016 podrían perpetuar incentivos perversos y excluir a muchos recicladores de los beneficios económicos.
En resumen, mientras el decreto «Basura Cero» presenta una visión prometedora para la gestión de residuos en Colombia, su éxito dependerá de la implementación efectiva, la voluntad política y la participación activa de la ciudadanía. De lo contrario, corremos el riesgo de que esta iniciativa se convierta en otro ejemplo de promesas recicladas que terminan en el basurero de la historia.