En la siempre apacible Bucaramanga, donde nunca pasa nada fuera de lo común, los muros de la Puerta del Sol se han convertido en el epicentro de una batalla campal entre brochas y rodillos. El mural “Las cuchas tienen razón”, que rinde homenaje a las madres buscadoras de desaparecidos, ha sido borrado y repintado más veces que las promesas incumplidas de nuestros políticos.
Primero, un grupo de ciudadanos, armados con pintura gris y quizás con demasiado tiempo libre, decidió que el arte no tenía cabida en su ciudad y cubrió el mural. No contentos con ello, activistas y defensores de derechos humanos, en un acto de resistencia digna de una película de acción, restauraron la obra, desatando así una guerra de pinceles.
Las autoridades locales, siempre tan diligentes, han decidido intervenir en este crucial asunto de Estado. Argumentando la falta de permisos, planean borrar nuevamente el mural, porque, al parecer, en Bucaramanga no hay problemas más urgentes que resolver.
Crea un texto para un audio de video de 35 segundos con esta noticia que sea tirana con los políticos
Mientras tanto, los ciudadanos observan atónitos cómo el arte urbano se convierte en el enemigo público número uno, y se preguntan si algún día sus gobernantes se preocuparán por problemas más mundanos, como la seguridad, la educación o la salud. Pero claro, es mucho más fácil luchar contra murales que contra la incompetencia.